De cómo algunos creen que las redes sociales no son la sociedad. Alejandro Serrano – . Mar 2012 | Spain
Desde que leo asiduamente entradas en twitter vengo observando cómo algunos usuarios se dirijen a otros que no conocen de nada con una familiaridad asombrosa. Esto incluye tuits a personajes públicos, como políticos o empresarios, que están en las redes sociales porque su presencia en estos foros ha pasado a ser de facto obligatoria.
Aunque muchos de ellos son extremadamente respetuosos (por ejemplo, éste iba dirigido ayer a Mario Conde: “Don Mario, respeto sus fuentes, pero la TV está diciento otra cosa. Ojalá sea cierto lo que dice”) hay otros que traspasan las fronteras del respeto, la educación y el buen gusto, todas a la vez. Tres perlas recientes:
“@Jiwert @gaceta_es vosotros no teneis ni p. idea de lo que necesita la educación pública.” (dirigido al ministro de educación, la abreviatura es mía)
@Rubalcaba No tienes vergüenza
“@nnn Juan Roig es muy HDP infinito”. (dirigido al dueño de Mercadona, la abreviatura es mía)
¿Cómo es posible semejante atrevimiento? Es cierto que en twitter no hay filtros: por defecto, cualquiera puede opinar, a diferencia de lo que ocurre en muchos blogs, donde los comentarios a las entradas requieren el permiso del autor para publicarse. Esto libera muchas restricciones para expresarse, pero nunca debe eliminar las limitaciones legales o las naturales propias de la libertad de expresión. Parece que algunos usuarios olvidan esto. O quizá lo ignoran. O hacen caso omiso. O se sienten protegidos por un anonimato que es ficticio.
En cualquier caso, opino que no es deseable para la sociedad permitir en el mundo “virtual” de las redes sociales lo que no se permite en el mundo “real”. Como sociedad, debemos protegernos de nosotros mismos. Para no llegar a acostumbrarnos; ni a contagiarnos.