Alejandro Serrano – Heraldo de Aragón, Oct 2011| España
La larga crisis económica en la que continuamos inmersos continúa enviándonos señales sobre qué fórmulas ya no funcionan en nuestra particular búsqueda del crecimiento económico, como prolongar el gasto público en construcción o tratar de atraer inversión extranjera ofreciendo al inversor salarios competitivos. El consenso generalizado es que el nuevo modelo económico debe basarse en la I+D y la innovación. Esto es más fácil de decir que de hacer, y quizá por eso nuestra comunidad no ha tenido demasiado éxito hasta ahora tratando de atraer empresas internacionales en estas áreas.
La verdad es que para atraer a Aragón a los Googles y los Amazons de este mundo (ese, no menos, debe ser el objetivo), es preciso crear las condiciones apropiadas para que las multinacionales decidan venir. Esto incluye un aspecto esencial, y es que los directivos de estas empresas también deben tener los incentivos para venir. Y ahí, admitámoslo, es donde comienzan nuestros problemas. Zaragoza no es Madrid o Barcelona, no tiene las ventajas de una gran metrópolis, y éste es un inconveniente que no puede ignorarse.
Es cierto que se han hecho mejoras significativas en este sentido: Zaragoza está bien comunicada por autovías, podemos llegar por AVE a Madrid o Barcelona en menos de noventa minutos y volar directamente a varias ciudades europeas, aunque sea à la Ryan Air. Además, debido parcialmente a la EXPO 2008, Zaragoza es bonita de ver, está bastante limpia y es una ciudad muy segura.
Pero aún hay mucho camino por recorrer. Cuando las multinacionales deciden dónde poner sus cuartes generales regionales o sus centros de I+D, una de las preguntas clave es si la ciudad candidata tiene un escuela internacional. Una respuesta negativa descalifica inmediatamente la propuesta. Un problema que Zaragoza tiene hoy es que carece de una escuela internacional en inglés. Lo más cercano que existe son los llamados colegios bilingües, pero estos no están bien vistos por las empresas porque los alumnos deben aprender español, que es un requisito que no siempre los padres ejecutivos perciben como deseable. Lo que necesitamos es la versión inglesa (quizá pública, quizá privada) del colegio Molière.
El nuevo colegio crearía además demanda local, dado que un número cada vez mayor de padres se da cuenta de la importancia de que sus hijos hablen un nivel muy alto de inglés, algo todavía inusual en Aragón. Esta demanda local hará la inversión aún más atractiva, pero debemos tener en cuenta que esta escuela debe crearse pensando en el lucro cesante actual, es decir, en el dinero que no está llegando a nuestra región por carecer de ésta.
¿Queremos realmente atraer a las mejores empresas del mundo a Aragón? Entonces pongámosles las cosas fáciles. Los nuevos consejeros de Educación, Tecnología y Economía deben recoger esta iniciativa y ponerla en marcha. ¿Difícil de conseguir? Quizás, pero si la DGA ha decidido contar con un alto cargo irlandés y este periódico ha publicado este artículo también en inglés, significa que algo está cambiando en Aragón, y hay razones para creer en la creación de un colegio internacional en nuestra comunidad, que nos lleve a dar un paso de gigante en la dirección adecuada.
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