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Conocimiento y experiencias logísticas innovadoras

Sesión organizada por el IAF y las Cámaras de comercio en Zaragoza

Alejandro Serrano – Mar 2012 | España

“Conocimiento y Experiencias logísticas innovadoras”

El 19 de marzo participo en esta sesión para hablar de la “Supply Chain and Finance Initiative“, puesta en marcha desde el Zaragoza Logistics Center. Haré una breve introducción de qué es ZLC y en qué consiste esta iniciativa. Después ilustraré con un ejemplo cómo cambia el comportamiento de un comprador cuando tiene que preocuparse por el impacto de sus decisiones no sólo en la cuenta de resultados, sino también en el balance de la empresa.

Más información e inscripciones en este enlace.


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Do not call it Logistics if you mean Supply Chain

The messy shift from Logistics to Supply Chain Management

Alejandro Serrano – . Feb 2012 | Spain

The word Logistics, initially borrowed from a military context, has had to do with the ability to move materials and personnel in an efficient way from one place to another. In a business context, according to the APICS dictionary, its meaning has changed to include additional activities, such as procurement and production. Sure enough, in this context, Logistics is defined as

“The art and science of obtaining, producing, and distributing material and product in the proper place and in proper quantities.” (APICS dictionary on line, accessed in Feb 2012)

However, the CSCMP dictionary does not include production activities, but specifically mentions storage and refers also to services and information:

“The process of planning, implementing, and controlling procedures for the […] transportation and storage of goods, including services, and related information from the point of origin to the point of consumption […] This definition includes inbound, outbound, internal, and external movements.” (CSCMP. Terms and Glossary. Feb 2010)

which is closer to its original meaning, i.e., “just” transportation and storage. it seems that, as the realm of the discipline was increasing an attempt was done to adjust the word logistics to the broader context of application, what explains the broader scope of logistics according to APICS.

Enter Supply Chain

In the early eighties, logistics was not enough to refer to all the increasing types of activities performed by  “logistics” managers, and a new term was coined: “Supply Chain Management”. A strategic flavor was added and the scope was enlarged both longitudinally (from “end to end,” or E2E) and transversely (not only material flows, but also information and cash was considered.) The two aforementioned dictionaries agree on this scope, except for the CSCMP dictionary, which does not mention cash.

“The global network used to deliver products and services from raw materials to end customers through an engineered flow of information, physical distribution, and cash.” (APICS dictionary on line, accessed in Feb 2012)

“The material and informational interchanges in the logistical process stretching from acquisition of raw materials to delivery of finished products to the end user. All vendors, service providers and customers are links in the supply chain.” (CSCMP. Terms and Glossary. Feb 2010)

Since then, the two terms have coexisted, but the evolution of the word Logistics towards Supply Chain (as it can be seen in the definition of Logistics according to APICS) still creates a lot of confusion in industry and academia. In my opinion, the relationship between the two could be defined as follows: “Logistics is the portion of Supply Chain that is concerned with the activities of transportation and storage of parts,” which is line with the CSCMP definition.

Supply Chain, however, is concerned not only with transportation and storage, but with many other key processes, such as demand forecasting, planning, purchasing, collaboration (contracts), outsourcing, facility location (network design), or inventory management (how much and where to hold inventory.)

To learn more about Supply Chain www.zlc.edu.es

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Un estudiante de ZLC vence en el Vestas Winnovation Challenge

Casi la mitad de los estudiantes finalistas en Supply Chain eran estudiantes del Zaragoza Logistics Center

Alejandro Serrano – Feb 2012 | España

Un total de 27 participantes de las mejores escuelas del mundo participaron el pasado fin de semana en el  Vestas Winnovation Challenge en Dinamarca. En este encuentro, Vivek Radhakrishnan, estudiante del máster internacional de supply chain en el Zaragoza Logistics Center, obtuvo el premio en la categoría de supply chain. Por segunda vez consecutiva los estudiantes de este programa logran llegar a la final del Vestas Winnovation Challenge en esta categoría.

Además del ganador, otros estudiantes del mismo programa, Kristin Bautista, Sergio Tovar y Andrés Vadillo (en la foto), también llegaron a la final de esta competición internacional organizada por Vestas. El mérito es enorme, dados la variedad y el nivel de las universidades presentes en la competición.

Foto: Andrés Vadillo

Este éxito no sino el síntoma de que se están haciendo muy bien las cosas en este programa máster: selección muy cuidada y exigente de estudiantes de cuatro continentes, adaptación de contenidos a la demanda de las empresas multinacionales que buscan profesionales altamente cualificados en supply chain y profesores de primer nivel venidos de todo el mundo.

El resultado es que las empresas se disputan a los estudiantes incluso antes de terminar el programa. El año pasado el 100% de los estudiantes del programa (unos 25 en media de 5 años a esta parte) tenían al menos una oferta 3 meses después de la graduación. El salario medio de los trabajos aceptados subió hasta 99.000$. Un éxito mayor si cabe que la obtención del galardón de Vestas este año.

Ver más información del programa máster ZLOG en supply chain aquí: http://mastersupplychain.edu.es/

Ver la noticia en la página de Vestas aquí: http://www.vestas.com/winnovation


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Nueva “Supply Chain & Finance Initiative”

Entrevista en El Vigía Feb 2012

Alejandro Serrano – El Vigía | España

ZLC lanza la “Supply Chain & Finance Initiative” con el objetivo de liderar la nueva disciplina en Europa: Acceder a la noticia

Para saber más sobre cadena de suministro www.zlc.edu.es

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Supply Chain & Finance Initiative (SFI)

Entrevista para El Vigía Feb 2012

Alejandro Serrano – El Vigía | España

Nace la Supply Chain & Finance Initiative de la mano del Zaragoza Logistics Center, ¿cuál es la misión de esta iniciativa?

La razón de ser de la SFI es poder ayudar a las empresas a tomar mejores decisiones, mirando la realidad desde una óptica más amplia, que trascienda los puntos de vista de los directivos de un solo departamento, en concreto de cadena de suministro y de finanzas. Hay mucho que ganar ampliando el punto de vista, las empresas tienen que darse cuenta.

En general, ¿existe en las empresas españolas una relación fluida entre los departamentos de logística y de finanzas o se ha de trabajar mucho en este terreno? 

 Esta es una asignatura pendiente, no sólo en España. Hay que conseguir que los directores de logística (y de operaciones en general) y de finanzas hablen, se entiendan y tomen mejores decisiones conjuntas. Por ejemplo, un comprador debe tomar sus decisiones incorporando a éstas la situación de liquidez de la empresa; un financiero debe definir los objetivos de reducción de inventario (o en general de las NOF, necesidades operativas de fondos) teniendo en cuenta el impacto que esta decisión va a tener en el nivel de servicio al cliente.

Uno de los objetivos de la nueva iniciativa es proporcionar herramientas a los profesionales para gestionar la liquidez, el riesgo y la rentabilidad, ¿necesita las empresas españolas una gran mejora en estos ámbitos?

 Los gestores en el ámbito de operaciones se han conformado tradicionalmente con valorar el impacto de sus decisiones en la cuenta de resultados. Pero hay que ir mucho más allá: es preciso valorar también el impacto de sus decisiones en el balance y en el perfil de riesgo de sus empresas. Estos dos factores pueden tener un gran impacto en el valor para el accionista.

¿Qué relevancia adquieren estas herramientas en este tiempo de crisis?

En tiempo de crisis, tomar decisiones conjuntas que tengan en cuenta los riesgos, tanto operativo como financiero,  es de suma importancia. Hay que ponderar muy bien las decisiones de forma conjunta, pues no hay mucho margen de maniobra y un error puede llevar a la empresa a suspender pagos.

Además de formación para ejecutivos, la SFI dispone de un centro de investigación. ¿En qué estudios se centran actualmente?

 Creamos modelos matemáticos para medir el impacto de las decisiones del ámbito de la cadena de suministro en el riesgo y el valor para el accionista. Por ejemplo, reducir el nivel de inventario pasándolo al proveedor o pagar más tarde hacen el balance del comprador mucho más atractivo, pero tiene consecuencias en el riesgo de la empresa y de toda la cadena de suministro que hay que ponderar antes de tomar este tipo de decisiones.

Por otro lado, estamos organizando un congreso al que van a acudir varios de los expertos mundiales en esta materia desde cuatro continentes. Dada su relevancia para la industria, las empresas necesitan respuestas que les ayuden a mejorar en sus decisiones y la comunidad investigadora no puede ser ajena a ello. El congreso se celebrará en Mayo en el Zaragoza Logistics Center.

El mercado español tiende a la exportación para salvar los números, pero ¿está realmente preparada la cadena de suministro española para salir al exterior?

Si algo bueno podemos encontrar en la crisis es que las empresas españolas están mirando al exterior para sobrevivir; esto nos hará más competitivos a medio plazo. En este proceso, observo dos carencias principales, una es idiosincrática del sector, la otra general para muchas empresas españolas. La primera es la falta de rigor en el análisis, habitualmente por desconocimiento de las herramientas del mundo de cadena de suministro. El profesional logístico bien formado es un bien escaso en España. La segunda es la falta de profesionales que hablen un nivel suficiente de inglés, lo que dificulta enormemente la comunicación y por tanto el éxito de las empresas en el exterior.

¿Por qué cree que no existen grandes operadores logísticos españoles como sucede en otros países?

 Pienso que son dos los factores. Uno son las carencias explicadas en la pregunta anterior y otro es el hecho de que la España continental esté en un istmo geográfico, lo que condiciona sustancialmente el crecimiento.

 ¿Cómo pueden ayudar a los profesionales españoles los partners internacionales de la Supply Chain & Finance Initiative?

 Acabamos de terminar una experiencia muy interesante en este ámbito con un selecto grupo de empresas europeas que facturan del orden de 50.000 millones de euros cada una. En una serie de jornadas de trabajo separadas en el tiempo, las empresas exponían sus “mejores prácticas” y aprendían de las de los demás en asuntos como cómo financiar las operaciones o cómo liberar caja para mejorar la posición de liquidez. Aprender de los mejores es un ejercicio muy inteligente que requiere dedicación, capacidad de escucha y cierta humildad para reconocer que los demás pueden hacerlo mejor que nosotros. Este tipo de actividades, claro está, puede repetirse con empresas españolas, y estaremos atentos a lo que éstas nos demanden.

El sector inmobiliario logístico español vive su particular burbuja económica. ¿Cuál cree que ha sido el mal de este mercado?

Los costes del suelo logístico llegaron a crecer descontroladamente por encima de 500 euros por metro cuadrado. Lo que ha ocurrido en el sector logístico inmobiliario ha sido un reflejo de la burbuja inmobiliaria del sector de la construcción en general.

En cuanto a la promoción de este tipo de espacios, el macroproyecto de Aragón, Plaza, afronta una deuda de 20,6 millones. Tratándose de un buen espacio con una buena ubicación, ¿cree que la mega plataforma podrá comercializar los espacios vacíos? 

No tengo dudas de que así será. Nuestros estudios indican que, desde el punto de vista del coste, Zaragoza es una plaza óptima para distribuir en España, por encima de otras ciudades, como Madrid. El menor coste del suelo y de la mano de obra compensan sobradamente la ligeramente mayor distancia al centro de gravedad del PIB español. El entorno de Zaragoza en general y el parque logístico de Plaza en particular son  por tanto emplazamientos ideales para instalar un centro de distribución.

Expertos del sector apuntan nuevas estrategias para salvar la comercialización de estos espacios. Ofrecer rentabilidades de hasta un 8% a los inversores que apuesten por suelo logístico, ¿cree que este tipo de acciones pueden ayudar?

 Mi opinión es que hay que asumir las posibles pérdidas de estos espacios para sanear los balances cuanto antes. No hacerlo pensando en que los precios subirán en el corto plazo es engañarse.

 La volatilidad de los mercados es una de las mayores preocupaciones para los logistas pero a la vez que amenaza, ¿puede suponer también una oportunidad?

 Siempre que hay riesgo hay oportunidad. Saber cuantificar y gestionar correctamente el impacto de la volatilidad crea valor para el accionista, sea buscando mayores rentabilidades o mitigando el riesgo operativa o financieramente.

¿Cómo cree que va a evolucionar en general el sector logístico durante el presente año? ¿Veremos una ligera recuperación?

La evolución del sector logístico no va a ser muy distinta de lo que haga la economía en general. Lo bueno del sector es que, a diferencia de los sectores productivos, éste no se puede trasladar a otros países. Además, la logística se beneficia del proceso de deslocalización, ya que éste implica trabajar con más inventarios (debido a la mayor incertidumbre de la demanda) y más distancia recorrida. Si unimos a esto la explosión incipiente del comercio electrónico en España, convendremos en que éste es un buen sector para apostar.

Para saber más sobre cadena de suministro www.zlc.edu.es

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La reducción de coches propuesta por la DGA desde la óptica logística

Conclusiones inesperadas debidas al pooling effect

Alejandro Serrano

En la prensa de hoy leemos que el gobierno de Aragón ha tomado la decisión de reducir la flota oficial de coches –dejando al margen los de la presidenta y los consejeros– de 218 a 91 unidades.

Ante una noticia como ésta, una posible reacción es pensar que los trabajadores con derecho a vehículo lo van a tener más difícil a la hora de conseguir coche cuando lo soliciten, debido a que hay 127 vehículos menos disponibles. Dicho de modo más técnico, parece que el nivel de servicio para los usuarios se va a reducir debido a la menor cantidad de inventario disponible.

Para saber si es esto cierto, podemos hacer algunos sencillos cálculos sujetos a varias hipótesis simplificadoras.

Supongamos que antes había 9 consejerías con igual número de usuarios y una flota de 218/9 = 24,2 coches de media en cada una de ellas. Supongamos también que el número de peticiones de vehículos en un día cualquiera sigue una distribución normal independiente en el tiempo, con una media de 12 personas y una desviación típica de 6 personas. Asumiendo que los coches no son intercambiables entre consejerías, el nivel de servicio observable por los usuarios es casi exactamente del 98%. Esto significa que sólo 1 de 50 veces el usuario solicita un coche oficial a su consejería y no hay coche disponible.

Ante la nueva política de la DGA, una pregunta válida es: suponiendo que ahora los coches se “almacenan” de forma centralizada, ¿cuántos coches son necesarios para mantener el mismo nivel de servicio del 98%? Unos sencillos cálculos con excel nos dan la respuesta de “sólo” 145 coches, o 73 coches menos que antes. La razón técnica es que el coeficiente de variación de la demanda se divide por tres (la raíz cuadrada de 9). La razón intuitiva es que, suponiendo que las demandas de coches por consejería son independientes, es más difícil que hagan falta muchos coches a la vez en todas las consejerías el mismo día, por lo que el inventario de coches en porcentaje sobre la demanda total se reduce para un nivel de servicio dado.

La otra pregunta relevante es: dado que el número de coches se reduce a 91, ¿qué nivel de servicio se puede esperar con este número de vehículos? En este caso, la respuesta es ¡sólo un 17%! La razón es que la media de usuarios esperados en un día es de 108 y la desviación estándar de 18, por lo que las peticiones estarán por encima de 91 con alta probabilidad (83% de las veces).

La conclusión es que reducir los 73 coches iniciales apenas afecta al nivel de servicio (apenas dos puntos), pero reducir 54 coches adicionales empeora el nivel de servicio en ¡más de 80 puntos!

Quizá las hipótesis hechas no son muy realistas: Otro escenario posible es que el nivel de servicio anterior fuera altísimo (digamos 99,9% para una distribución normal de media 6 y desviación 6) y entonces 91 coches aseguran un nivel de servicio del 98%. Otro es que el número de usuarios con derecho a coche se haya reducido sustancialmente.

No estoy seguro de cuál de estos tres escenarios prefiero creer, pero en cualquier caso, se observa que utilizar algunas sencillas técnicas, usadas habitualmente en gestión de la cadena de suministro para decidir sobre centralizar o no los inventarios (el llamado pooling effect), nos permite cuantificar con bastante exactitud el coste económico de ofrecer un cierto nivel de servicio a los usuarios.

Para saber más sobre cadena de suministro www.zlc.edu.es

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Gestión de la Cadena de Suministro, motor de crecimiento ante la crisis

La innovación en el área de Cadena de Suministro, un filón sin explotar

Alejandro Serrano – Diario Negocio. Oct 2011 | España

La economía española se encuentra ante una encrucijada. El modelo económico de las últimas décadas, basado principalmente en la inversión extranjera directa y la construcción, ha dejado de ser válido. Existe un consenso generalizado sobre la necesidad de encontrar un nuevo modelo, basado en la innovación, para revitalizar nuestra economía. Pero las ideas felices normalmente no llueven del cielo. Es preciso enfocar, canalizar y acompasar el talento, crear el caldo de cultivo adecuado, para que florezcan las propuestas innovadoras que son tan necesarias. Entre otras cosas, es preciso decidir en qué ámbitos vamos a competir. Es una decisión grave, porque de ella depende en gran medida la sostenibilidad de nuestro modelo de bienestar a largo plazo.

Dentro de estas posibles propuestas innovadoras, una opción que se adivina muy interesante es la innovación en el ámbito de la gestión de la cadena de suministro. La relevancia de esta disciplina, hasta hace un par de décadas desconocida, no hace más que crecer. Las razones hay que buscarlas, por un lado, en la deslocalización de empresas, que complica enormemente la previsión de la demanda y aumenta considerablemente la necesidad de transporte y almacenaje, y por otro en el incremento del coste del petróleo, que ha hecho que el porcentaje de costes logísticos de muchas empresas haya aumentado extraordinariamente.

Las técnicas existentes en este ámbito permiten cuantificar conceptos  como el nivel de servicio al cliente o el intercambio de información con los proveedores, lo que permite tomar decisiones basadas en números y no en hechos sólo cualitativos, algo que los departamentos financieros critican enconadamente. Además, la cadena de suministro analiza los procesos de principio a fin, permitiendo adentrarse en ámbitos que hasta hace poco eran exclusivos de los departamentos de marketing o finanzas, lo que facilita una visión global de la empresa y, por tanto, unas decisiones menos sesgadas.

Pero para habilitar la innovación en este ámbito hay que superar dos barreras. Por una parte, el escepticismo de muchas empresas, que no terminan de creerse que innovar en este ámbito sea posible o adecuado, y prefieren apostar por métodos de mejora marginales, que tienen menos riesgo y son más fáciles de justificar. Por otra, no hay ejecutivos suficientemente formados en cadena de suministro, equipados con las técnicas cuantitativas requeridas y con la visión global antes referida.

Como excepción, algunas empresas españolas, como Inditex o Mercadona, han explotado estas características hasta el punto de haber cambiado los paradigmas de sus sectores maduros con una estrategia de cadena de suministro radicalmente innovadora. Es un hecho que resulta sorprendente si tenemos en cuenta que sus sectores están dominados normalmente por las áreas de marketing o ventas. Por ejemplo, prescindir de las promociones o reducir drásticamente el número de artículos (como ha hecho Mercadona) era hace unos años simplemente implanteable. Y enviar colecciones nuevas a las tiendas casi cada semana era sencillamente imposible. Hoy Inditex lo hace a sus más de 5000 tiendas en todo el mundo. Y es que estas empresas han introducido un cambio sustancial en el modo de enfocar las mejoras: la cadena de suministro es ahora el motor de ideas para competir.

En conclusión, la innovación en el ámbito de la gestión de la cadena de suministro tiene una importancia creciente y es un filón sin explotar, por lo que tiene mucho sentido apostar, como país, por estar a la vanguardia de la innovación en esta área. Esto implica  desplazar el poder de decisión desde otras áreas y formar en este ámbito a los profesionales de alto nivel. ¿Difícil? Quizás, pero no imposible, y merece la pena intentarlo, cuando la economía de todo el país está en juego.

Para saber más sobre cadena de suministro www.zlc.edu.es

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Zara e Ikea, ejemplos del nuevo modelo económico

Gestión de la Cadena de Suministro, el lienzo donde plasmar las nuevas obras maestras empresariales.

Alejandro Serrano – Cinco Días. Jul 2011 | España

Supply

Mirando con la perspectiva del tiempo, resulta extraordinario el éxito conseguido en las últimas décadas por empresas como Ikea o Inditex (más conocida por su marca líder, Zara). Sus respectivos dueños originales han pasado en los últimos años por el top 10 de los hombres más ricos del planeta, según la revista Forbes.

Ambas empresas se distinguen por haber encontrado sus fuentes de ventaja competitiva (su “océano azul”) fuera de las estrategias habituales.  Ninguna de ellas “tira los precios” (ambas obtienen márgenes envidiables), ni tiene productos realmente innovadores (piense en una mesa de Ikea), ni de una calidad fuera de lo común (una prenda media de Zara resiste intacta menos de diez lavados), ni hace campañas de marketing deslumbrantes (Zara dedica un 80% menos a comunicación que la media del sector), ni empezaron respaldadas por grandes grupos financieros para superar formidables barreras de entrada (de hecho, son relativamente bajos), ni obtuvieron privilegios para explotar ingentes recursos naturales. El éxito es todavía más meritorio si pensamos que los sectores en los que han cosechado sus éxitos son tremendamente maduros, están sometidos a casi todas las fuerzas “porterianas” y, en el caso del sector textil, ha estado “siempre” en crisis (desde los tiempos de Adán y Eva, dicen los ocurrentes). Y es que resulta relativamente más sencillo despuntar en los sectores en crecimiento, cuando la demanda nueva es explosiva (como ocurrió con la telefonía móvil en España o sucede actualmente con los “i-gadgets” de Apple).

A la vista de todo lo que no han hecho estas dos empresas, cabe preguntarse en dónde radica su éxito. La respuesta es ciertamente sencilla: ambas han cambiado el paradigma de sus sectores reinventando sus  cadenas de suministro.

Analicemos brevemente el caso de Inditex: redujo el tiempo que transcurre entre el diseño de la prenda hasta la llegada a la tienda de muchos meses a unas pocas semanas. Para ello, decidió no comprar en Asia, sino en Europa; mantuvo fábricas propias para los procesos críticos, como el corte; construyó centros de distribución plenamente automatizados (con sus ya famosos carruseles y túneles) y decidió vender directamente al cliente final, colocando sus tiendas en las calles de mayor tráfico y en los centros comerciales de las ciudades. Entre las ventajas de esta fórmula para la empresa, destaca la drástica reducción de saldos y productos obsoletos (uno de los grandes males del sector) y un incremento notable en el número de colecciones anuales, lo que supone un mayor tráfico en las tiendas y un mayor índice de visitas que se traducen en compras. El mayor inconveniente es el  coste relativamente alto de la mano de obra (comparado con Asia), ya que el 80% de la producción se confecciona en España o cerca de ella. Esto es en parte compensado por una ventaja menos aparente, como es la reducción del riesgo operativo (que se traduce en mayor valor de la acción) con respecto a los competidores directos, que compran el 80% de su producción en Asia.

¿Qué decir del impacto para la sociedad? Lo que resulta ser un inconveniente para la empresa, es sin embargo en este caso una ventaja para la sociedad, dada la creación de miles de puestos de trabajo y la inversión en infraestructuras en los países de origen. Esto viene acompañado del nada despreciable pago de impuestos (Inditex paga del orden de 500 millones de euros anuales, sólo en impuestos corporativos), el incremento de las exportaciones (Ikea posee más de 300 macrotiendas fuera de Suecia e Inditex abrió hace pocos meses su tienda número 5.000 en Roma y acaba de abrir su primera tienda en Sidney) y el conocimiento de la “marca país” (no hay escuela de negocio en el mundo que no hable hoy de Zara e Ikea, junto con Walmart y Li&Fung, como paradigma de empresas de éxito en el mundo de operaciones). Otro efecto beneficioso indirecto es la aparición de competidores nacionales (como Cortefiel o Mango) que tratan de copiar y mejorar el nuevo modelo, reduciendo las ineficiencias en el sector y acrecentando el impacto positivo en la sociedad.

Como se ve, ésta es una receta excelente no sólo para salir de cualquier crisis, sino para poner los cimientos de lo que debe ser el nuevo modelo económico en nuestro país. Así las cosas, la siguiente pregunta natural es cómo replicar estas fórmulas de éxito en otros sectores, cómo reinventar nuevas cadenas de suministro. Y es que las posibilidades se adivinan enormes en sectores como la energía, el gran consumo, el sector farmacéutico, la producción o la distribución.

El primer paso es darse cuenta de que se puede acelerar el proceso natural darwiniano de innovación siendo agente catalizador de los cambios. Para ello hay que analizar la naturaleza de los sectores y entender cuáles son las fuerzas que definen el equilibrio del sector. Después hay que encontrar nuevos equilibrios potenciales, y de entre éstos, elegir uno que sea superior al existente (las estrategias de Ryan Air o el Circo del Sol ilustran bien el resultado de este ejercicio). Por último, hay que definir cómo realizar la transición de aquél a éste, si es que esto es posible.

Las escuelas de negocio se centran en el análisis de las situaciones existentes, pero adolecen de enseñar herramientas sofisticadas (más allá de la simulación) que permitan entender y cuantificar la validez de los escenarios potenciales. Estas técnicas vienen de las escuelas de ingeniería y matemáticas, pero su uso difícilmente trasciende el ámbito académico para llegar a la industria. Para llenar este hueco, es preciso potenciar la formación de profesionales en el ámbito de la Gestión de la Cadena de Suministro (la mal llamada Logística) que aprendan el uso de estas herramientas y las lleven consigo a la industria para reinventar los procesos en general, y las cadenas de suministro en particular. Esta formación ha de ser necesariamente de altísimo nivel, pues se trata de competir con los mejores del mundo, lo que requiere aplicar las mejores técnicas existentes al mejor talento posible. Las consabidas fórmulas de “copiar y pegar” sólo conducen a mejoras marginales, que no actúan como motor económico.

Invertir en educación de muy alto nivel en campos muy específicos, como la Gestión de la Cadena de Suministro, es sentar una de las bases fundamentales de la nueva economía real en España.

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How CFOs, COOs Can Bury the Hatchet

Discovering the ways their metrics match up can help finance chiefs and supply-chain executives align their companies’ spending choices.

Alejandro Serrano – CFO.com | US

Supply chain and finance are usually seen as separate and conflicting disciplines.

In a retailing or manufacturing company, key performance indicators are typically set by the chief operating officer to maintain high customer-service levels by keeping inventories high. At the same time, the CFO pushes the company’s supply-chain management to reduce inventory as much as possible to avoid the financial burden imposed by high working capital requirements. As a result, supply-chain and financial incentives become misaligned, and efforts to arrive at a compromise can be extremely frustrating for both disciplines. However, it is possible to bridge this divide.

There are many examples of how the interests of supply chain and finance can diverge in companies. In turbulent times, for instance, finance may have stronger reasons and incentives to free up cash by reducing inventories. But in prosperous times, supply chain may advocate the need for on-time deliveries even though such a strategy elevates inventory volumes.

In recent years, many companies have tried to become more efficient by operating on a global rather than a local level and developing a more-holistic view of their operations. But even if a consensus is reached on what the efficiency goals should be, a crucial question often remains: What’s the best method for assessing the appropriateness of an investment?

That question brings supply chain and finance into conflict again. Finance, for instance, may firmly believe that supply chain’s evaluations of investments are incomplete because they miss a portion of the picture. Supply chain may feel equally that finance’s analysis is missing an essential piece of the puzzle.

Still, finance and supply chain can find common ground even here. During a recent consulting project at a multinational company, for example, I learned how the two sides can come together.

Three people from different departments in the company proposed distinct approaches to solving a manufacturing problem: defining the production batch size. The finance people offered the approach of choosing the batch size that maximized the discounted economic value added (EVA), as was customarily done in the company. (EVA is the economic profit earned by a company minus its cost of capital.)

For their part, the supply-chain folks proposed using the economic order quantity (EOQ) formula, commonly used in business to calculate order quantities at the best possible cost. (Companies use EOQ to find out the correct number of units to order to minimize the total cost of buying, delivering, and storing the product.) At the same time, project management wanted to calculate the batch size so as to maximize the net present value (NPV) of the resulting incremental cash flows.

These approaches led to three different solutions, and it was impossible for the three departments to reach a consensus on which batch size to choose. I was asked to find the right method to use and to outline what assumptions, if any, would invalidate the other approaches.

Our first assumption was that the EOQ formula could not give the right solution to maximize value, because it does not discount cash flows; instead, it merely minimizes a cost function. However, working through the calculations produced a surprising result: all three approaches yielded exactly the same solution.

How could this be possible, given the differences between minimizing cost and maximizing value in the different approaches? It stems from the fact that the EOQ formula does, indeed, discount cash flows. In broad terms, the formula contains the inventory holding cost, a part of which is a financial cost, which coincides with the discount rate in any NPV approach.

The result immediately removed the misalignment between supply chain and finance. Although this is just one example, it sheds light on how barriers between departments can be removed by delving into the reasons for these divisions. The project should encourage managers to take a holistic view of their firm when making decisions and encourage researchers to keep working on ways to align the interests of finance and supply chain.

Alejandro Serrano (aserrano@zlc.edu.es) is professor of supply chain management at the Zaragoza International Logistics Program of the Massachusetts Institute of Technology, Zaragoza, Spain.  www.zlc.edu.es

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¿Debe Asia seguir siendo la fábrica de Occidente?

La logística como vector clave de creación de valor.

Alejandro Serrano – El Vigía | España

Durante los últimos veinticinco años hemos asistido al fenómeno de la deslocalización: Asia se ha convertido, en buena medida, en la fábrica de Occidente. Los argumentos esgrimidos en su día para iniciar esta transición parecían impecables: el coste de la mano de obra asiática era entre un 10 y un 20% del de los países más avanzados. Comparar los escandallos de un producto fabricado en Alemania con el mismo producido en China no dejaba lugar a dudas: fabricar en Asia resultaba más ventajoso. A primera vista, los únicos inconvenientes a tener en cuenta venían por el lado de la calidad, por una parte, y los costes de transporte, por otra. Pero los productos pequeños y ligeros de sectores menos exigentes desde el punto de vista de la calidad (textil, calzado, juguetes, por ejemplo) estuvieron entre los primeros que comenzaron a suministrarse desde Asia. Poco a poco se fueron incorporando productos más sofisticados, como electrodomésticos e incluso automóviles, que requerían dotar a los países asiáticos de una extensa base de proveedores, con mano de obra cualificada y maquinaria de alta tecnología. Hoy, la dimensión cualitativa ha dejado de ser una preocupación mayor, excepto para los sectores de muy alta especialización, como la industria farmacéutica, que mantiene sus fábricas en los países desarrollados.

Sin embargo, las recientes tendencias del mercado, unidas a algunos fenómenos no previstos, han hecho que se plantee la necesidad de revisar la política de localización de las empresas: ¿hay que recorrer de nuevo el camino a la inversa?

Por una parte, la variabilidad de la demanda de los productos se ha incrementado. Las razones hay que buscarlas en la vida más corta de los productos, por un lado, y el incremento desmesurado de variantes para cada tipo de producto, por otro. La facilidad de copiar productos nuevos y la habilidad para sacar productos nuevos al mercado en menos tiempo están detrás del acortamiento del ciclo de vida. La adecuación de los productos a las cada vez más exigentes demanda de los clientes y la necesidad de los grandes competidores de diferenciarse y de competir en los lineales de los supermercados están detrás de la inflación de referencias. Estos dos hechos, unidos al incremento de los tiempos de transporte y fabricación propiciados por la deslocalización (típicamente de unas pocas semanas a varios meses), hacen complicadísimo poder hacer una estimación, siquiera aproximada, basada en datos históricos de ventas. Este incremento de la variabilidad de la demanda, unida a la reducción del coste del producto, ha provocado una explosión de inventarios en todos los sectores. La razón es que, cuando el coste del producto es pequeño, el nivel de stock de seguridad aumenta con la variabilidad de la demanda y el tiempo de abastecimiento, y disminuye con el coste del producto.

Por otra parte, este incremento desorbitado de inventarios se ha traducido en una subida notable de las necesidades operativas de fondos (NOF), el mal llamado fondo de maniobra. Y es que el menor coste del producto, que reduce las NOF, es habitualmente más que compensado por la explosión de artículos, el incremento de excedentes y el aumento de inventario en tránsito debido a los mayores tiempos de transporte. Esto complica los números de una forma no prevista, ya que, al aumentar las NOF, sube también la necesidad de disponer de fondos adicionales, con los costes financieros correspondientes. Unamos a esto la moda de aumentar el apalancamiento financiero para “aumentar el valor para el accionista”. El resultado: empresas “apalancadas”, que no pueden comprar materia prima o invertir en activos fijos de forma óptima, con el consiguiente deterioro de rentabilidad y el riesgo creciente de suspensión de pagos.

Añadamos ahora algunos acontecimientos recientes. Por una parte, el coste del petróleo ha subido un 50% en los últimos 12 meses. Este hecho incrementa el coste de algunas materias primas y del transporte en cualquiera de sus modos. Esto lleva a los grandes barcos a reducir su velocidad con el consiguiente incremento de tiempos. Por otra, la inseguridad del transporte por mar debido a la piratería, ha llevado a algunas compañías a evitar el canal de Suez rodeando el continente africano, de nuevo incrementando el tiempo de transporte. ¿El resultado? Las consecuencias descritas antes se exacerban, traduciéndose en más variabilidad y más inventarios. Además, los salarios en Asia están subiendo de modo natural, fruto del desarrollo económico. Al 8% anual, los costes medios en China se duplican cada nueve años. Así, las nuevas inversiones en China miran cada vez más al interior del país, buscando mano de obra más barata, pero con peores condiciones de acceso y más dificultad para encontrar recursos adecuados. Añadamos ahora el apetito insaciable de China por los productos occidentales (desde zapatillas “de marca” hasta artículos de lujo, automóviles incluidos) y nos daremos cuenta de que, en el corto plazo, tendremos problemas para evitar que la producción prevista para occidente se quede en Asia, lo que provocará un incremento de precios para el bolsillo occidental. Finalmente, visto el cariz que están tomando los últimos acontecimientos en Medio Oriente y el Norte de África, el riesgo de contagio a algunos países asiáticos, como China, hace que el “riesgo país” de ésta aumente de forma significativa. Adivinemos el impacto que tendría para Occidente un nuevo Tiananmen con resultado de signo distinto al de 1989.

Ante esta encrucijada, cabe preguntarse si la moda reinante de la deslocalización sigue teniendo sentido o es hora de replantear las estrategias. Algunas empresas nunca apostaron por Oriente (Inditex es, en este sentido, el caso de éxito más paradigmático en todo el mundo), otras están planteándose la posibilidad de desplazar su centro de gravedad hacia el oeste. En cualquier caso, lo que resulta evidente es que tomar una decisión sobre dónde producir mirando únicamente un escandallo ya no resulta adecuado (¿alguna vez lo fue?), como tampoco lo es trabajar con simples medias.

Como conclusión, las empresas deben replantearse la política de localización y considerar su logística –en sus tres dimensiones: tiempo, coste y riesgo– no como un “mal menor marginal”, sino como un vector clave de creación de valor. Ya no se puede hacer caso omiso de las variables de la cadena de suministro en la toma de decisiones, debido a que en el nuevo escenario éstas tienen tanto o más impacto que las variables financieras o de marketing. Además, dado lo dinámico del entorno y la variabilidad de los escenarios económicos y políticos, se hace indispensable incluir la volatilidad (materias primas, demanda, tiempo de transporte) como un factor de análisis obligado en los escenarios futuros, además de valorar cuidadosamente cuán ágiles deben ser nuestras organizaciones para adaptarse con celeridad a las nuevas condiciones de este mundo cambiante.

Para saber más sobre cadena de suministro www.zlc.edu.es

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